La vida consciente

La vida es una inspiración

que en nada expira. 

Estar vivos, en síntesis: '...(x)...'

un paréntesis 

entre puntos suspensivos.

El tiempo nos cura

Disfruta la consciencia mientras dura

Y aunque luego se esconde,

dale las gracias cuando se despida, 

que "de nada" ya responde,

otra eternidad inadvertida.

La belleza moral

En un mundo de plástico envasaron la belleza con la piel. ¿Pista o ardid?

¿Cuánta luz encierran los opacos cuerpos?
¿Es la belleza estética?

- Ciega para los ojos, la vi con el corazón.  
- Tras el envoltorio, a veces lo estético es bello, la bondad siempre lo es. 

La naturaleza herida

Muy cerca de su ocaso

sangra al raso de magentas arreboles.

Mas, qué musas la inspiran,

si no respiran árboles.

La Tierra está herida,

por intento de exterminio suicida.

Muchos la venden con pasión sin compasión,

otros compran su agonía en la ambición.

Mas, ¡qué seria miseria sería sin ella!

La bestia sin bella

Y por fortuna que fuera,

un lobo sin luna ahí afuera

Ojalá así fuera,

un lobo, el hombre para el hombre.

Tan noble como el arte

que imparte su naturaleza.

Él comparte cada día en armonía

y quien ame la vida,

no hallará riqueza en otra parte.

Pues nuestra es su muerte y su suerte,

su vida y su herida,

si de vivir nos da. 

La nada dulce

"La nada dulce, agua tras la amarga tónica"

En vano la vanidad se ensaña 

por una corazonada.

A cambio de nada,
el más allá u otras tretas,
como cargar maletas,
para ese viaje en que el equipaje,
ya no nos acompaña.

Cuando la vida expira,
su rumbo vira.
Así como la luz traspasa el agua, el alma se refracta.
La cruz se abrasa al alba y se retracta.

Ligera, cuando sus cargas descarga,
la muerte, que la vida embarga.
La suerte amarga,
vuelve a la nada dulce,
que todo disuelve.

El perdón

No hay mayor indulto que el que uno logre concederse.

Sin una disculpa propia, miente el perdón sin arrepentimiento, sufre el perdonado arrepentido. Así, mendigo de honra, si sólo el perdón se pide no se resuelve.

Pues con conciencia, el juez de adentro es más severo que el de afuera, hasta que absuelve. 

El placer de dudar

No miento si advierto, que faltando a la verdad sobran quimeras, peldaños de escaleras hacia el conocimiento.

Siempre quise arrancarle la corteza a la certeza y quedarme con la duda desnuda.
Hallar paz tras su falaz disfraz.

Mas quien desee que el saber le alumbre, será incapaz de detener su incertidumbre.

Mientras la verdad progresa, el placer de dudar es infinito. 

La identidad

A propósito del despropósito, anduve toda una vida a mi acecho.

Yo soy el que fue sin ser, apenas estuve. 

Que me hallen las raíces del futuro y la sabia savia se nutra del olvido que seremos.

El universo se expande y como semillas de diente de león que el viento esparce, la entropía borra, sin contemplaciones, la identidad de este orden efímero. 

Somos tránsito, ni siquiera el arte, perdura.

Cuando de mí me olvido

Estoy en todo,
levito el lodo.
Camino ingrávido,
cuando de mí me olvido

Dicen que en cada multitud,
pasa de largo un amigo.
Y sin embargo,
en la quietud del letargo, 
tropiezo sólo conmigo.

Dicen que, aunque es ligera,
el alma pesa.
Mi pulso se acelera,
un reflejo, una sombra me regresan.

Ese aura con tristeza me despide.

¡Qué extrañeza!
Por más que de mí me olvide,
los cálculos concuerdan.
Adonde voy,
a aquel que soy,
los espejos me recuerdan

Silencio

Miel o hiel,
fiel o cruel.

Valiente aguarde,

tu voz cobarde.

Índice cómplice que en los labios sellas,

necios desprecios, sabios alardes.

Témpano, que temprano hielas

y ardes tarde.

La prueba de amor

¿Valió la pena tanto sacrificio?

¿Cómo supiste que la amabas?

- ¿Sacrificio?

Nada perdí, cuando no me la hubiera perdido por nada.

- Así lo supe:

"Amarla no cuesta, a pesar del esfuerzo".

Amaré

Amaré, no comprendo otro lenguaje.

Amaré sin objeto ni sujeto.

Si el amor está en el aire,

amaré para vivir, como respiro.

Amaré sereno,

como el faro que resiste tempestades.

Y aunque me embistan las olas de la ira,

ya no podrán apagarla,

mi luz seguirá guiando con su brillo.

Un puente hacia el olvido

Cargué piedras en el corazón, como Virginia en el río.

Con ellas tracé un puente hacia el olvido,

que ahora cruzo anónimo, libre de cargas,

como cruza el ave las fronteras.

Pues aquel dolor caduco ya lo era 

Y no merecía ser arrastrado hacia la nada. 

* Fotografía del puente Luna (Taiwan), fotograma de Virginia Woolf en "Las Horas".

El sentido del arte

A fin de cuentas, la humanidad es afín. Compartir es el sentido del arte.

Se cierra el telón de los párpados y el público desaparece.

Mas generosa es la de ofrenda de expresar lo sentido o es que acaso la música es sólo para quien la toca.

- No, ella suena para tocarnos.

* Fotografía de Paco de Lucía en concierto.