Sentí que mi amor era un cofre,
la vida un susurro ahí fuera.
En vano aguardaba el tesoro
que el polvo encubre.
Había olvidado entregarlo
y ya ni la urraca acudía.
Sin luz las joyas no brillan.
Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada, es nuestra luz y no nuestra oscurida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario