Sentí que mi amor era un cofre,
la vida un susurro ahí fuera.
En vano aguardaba el tesoro
que el polvo encubre.
Había olvidado entregarlo
y ya ni la urraca acudía.
Sin luz las joyas no brillan.
Bajo el reino del cálculo, me reservo el valor de la mirada. Rendido al rendimiento, acudo a la melodía de vivir, sin peso, ...
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