El sonsonete de un sonajero que hipnótico nos adormece.
Yo no supe conformarme.
Cambié la seguridad de un puerto por un sinfín de aventuras y desventuras.
Esa plácida certeza por un confuso deseo.
Y al levar el ancla, partí para vivir buscando.
Buscando por los siete mares, algo en que encontrarme.
Desde entonces, por mucho que arrecie,
Ya no dejo que penetre la tormenta.
Si vivir es batallar en un duelo de actitudes, con los caprichos de un azar impredecible.
Si una ínfima porción de fortuna es gobernable al precio de la voluntad,
Prefiero remar rumbo a la ilusión deseando que Eolo sople a mí favor,
antes que ofrecerme a la corriente y dejar que impasible, arrastre mis despojos resignados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario