martes, 4 de enero de 2022

Croacia


Ruta: Rijeka - Zadar - Plitvice - Sibenik - Primosten - Split - Dubrovnik - Gruda.

BACINSKA JEZERA- DUBROVNIK

Hoy ha sido un dia cítrico, me explicaré. La señora de la casa, antes de abandonar mi habitación me ha obsequiado con una bolsa de mandarinas de cultivo propio. Ahora es temporada de esta fruta y aunque los árboles siguen todavía muy cargados, la cosecha de este año ha sido especialmente abundante, por lo que los agricultores croatas han vestido de naranja la carretera, debido a la proliferación de los puestos de venta. Supongo que gracias a mi pinta de viajero de largo recorrido por las alforjas, al pasar algunos de ellos me hacian detener para regalarme un buen puñado de ellas y a pesar de que el peso se iba acumulando en exceso, no he podido negarles el detalle. Posteriormente, he entrado a hacer mi compra de comida diaria en un supermercado y al salir, de nuevo un hombre ha vuelto a añadir algunas más a mi particular recolecta.

Bien provisto de vitamina c, me he dispuesto a continuar y tras una breve incursión en Bosnia, en la que he tenido que mostrar mi pasaporte un par de veces a la policía aduanera, he conseguido llegar a Dubrovnik. Ahora sí, parece que por fin, el Adriático se ha abierto ante mí, como una ostra, para ofrecerme su perla más preciada. Justo al cruzar los 518m del Puente del Dr. Franja Tudmana que conducen al núcleo urbano de Dubrovnik, ha empezado a granizar y me he tenido que espabilar para encontrar hospedaje. Tras varios intentos fallidos en casas donde ni siquiera respondían al timbre, he entrado en una panadería para que me asesoraran y la dependienta ha telefoneado a un contacto suyo que me ha alquilado un pequeño apartamento enfrente del barrio antiguo, por 300Kn (40€) las dos noches que voy a pasar aquí. Éste es un precio algo más elevado del que suelo gastar, pero la zona es inmejorable y ya no me quedaba energía para seguír buscando en pleno temporal. Entonces, mientras me instalaba, mi arrendataria ha tenido la gentileza de darme la bienvenida con un té caliente que me ha reconfortado muchísimo. Ahora toca reposo y recuperación. ¡Ojalá que mañana pueda ver como brilla esta perla bajo el sol!


DUBROVNIK

Hoy la perla ha brillado bajo el sol. Dada la privilegiada situación de mi apartamento, a escasos metros del recinto amurallado del casco antiguo de Dubrovnik, enseguida he entrado en él por la Puerta de Pile y recorriendo su arteria principal: la calle Stradun, he podido contemplar los numerosos palacios e iglesias de piedra blanca que contiene (Rector, Sponza, ...), pasando por la céntrica Plaza Luza, donde había un ajetreado mercadillo de fruta.

Tras completar el típico itinerario turístico he decido desmarcarme para explorar otras áreas, como las estrechas callejas y el contorno costero que, saliendo por la puerta de Ploce, resigue la muralla desde el exterior. Después he retrocedido de nuevo por la puerta de Pile y al descender unas escaleras he cruzado un parque qué conducía a una bella cala de aguas cristalinas desde donde a través de un estrecho pasillo, inscrito en la parte inferior de la propia muralla, se llegaba a otras escaleras que permitían acceder a lo alto de una de las torres. Allí he podido deleitarme con una panorámica global de toda la ciudad vieja y de los peñascos y acantilados que emergen sobre el turquesa marino sirviéndole de base. No cabe duda, de que me encontraba frente a una de las maravillas arquitectonico- naturales del mundo. La cuadrícula que conforman las calles y la pulcritud de las fachadas de las edificaciones inscritas entre los ancestrales muros, por su perfección, daban la sensación de estar ante una maqueta. Cuando ya me disponía a regresar a mi apartamento, he tenido la agradable sorpresa, de encontrarme con Jordi que acababa de entrar en la ciudad, junto con Nicola, un chico suizo a quien conoció en la carretera, que se dirige a Atenas también en su bicicleta. Como ambos estaban buscando alojamiento, les he recomendado mi hostal y tras acompañarles, se han instalado conmigo. Después les he sugerido que aprovecharamos los últimos rayos de sol para contemplar la puesta de sol desde la misma torre que había visitado antes. Les ha encantado la idea, de modo que en 10 minutos volvíamos a plantarnos alli y esta vez la escena producía un efecto mucho más melancólico bañada por la tenue luz del atardecer.


PARQUE NATURAL DE LOS LAGOS DE PLITVICE

Ayer me desperté temprano, para aprovechar el horario de luz en mi visita a los lagos de Plitvice. Rápidamente recogí mis pertenecias, abandoné la casa rural y recorrí los escasos 6km que me separaban de una de las dos entradas. Al llegar la caseta aún estaba cerrada y un cartel prohibía el paso con bicicleta, de modo que me apresuré a esconderla. La guardé en un boquete oculto bajo su misma estructura y preparé una mochila con comida para pasar el dia. Como aún estaba fuera del horario de apertura, conseguí ahorrarme las 80kn del billete. Elegí, de entre varios, el recorrido más extenso, correspondiente a la letra K. En un principio, un sendero boscoso alfombrado por las hojas caducas que íban cayendo desde las altas hayas, me condujo a un recodo donde la vista se despejaba. En ese punto se ubicaba el primer mirador, diseñado con forma de balcón, desde donde se divisaban los dos primeros lagos conectados por un conjunto cataratas. No daba crédito a estar viendo algo tan hermoso, que incluso parecía irreal. La variedad cromática era tan extensa que un pintor no hubiera hallado en su paleta el espacio suficiente. Todos los colores combinaban en equilibrada armonía. El sol justo despuntaba tímidamente entre las nubes, enfocando la escena. La calma era absoluta, me encontraba sólo ante uno de los mayores espectáculos naturales a nivel mundial. Me detuve largo y tendido. Estaba absorto, incapaz de retirar la mirada, tratando de absorber el panorama. Tras la ensoñación, seguí el itinerario, pues sus 22km me iban a ocupar unas 6h y para entonces habría oscurecido. Los balcones fueron sucediéndose constantemente. Cada uno ofrecía un ángulo de visión distinto que servía para apreciar nuevos matices. Ni bien llevaba 3 o 4 balcones más, cuando vi a una persona a lo lejos entrando al parque por el otro acceso. Su silueta me resultaba familiar, me acerqué para comprobar mis sospechas. Era Jordi, el chico con el que había iniciado esta aventura. ¡El mundo es un pañuelo! Increíble coincidencia espacio- tiempo. Después de tantos km desde Grenoble por diferentes rutas, nuestro amor por la naturaleza habia propiciado un reencuentro que sirvió para resolver nuestras diferencias y compartir juntos la visita de este único escenario. Cada uno llevaba un saco de vivencias, de sensaciones y anécdotas adquiridas por separado que fueron depositadas en un fondo común. Habia tanto vivido, como que explicar. Así que la buena conversación fluia como las cataratas que iban apareciendo, mientras atravesabamos las largas pasarelas de madera que contorneaban los 16 lagos vestidos de tonos turquesa y esmeralda. La visita concluyó con un emotivo abrazo de despedida con uno de los mejores telones de fondo. Así, yo me imaginaba el paraíso.


SPLIT - GRADAC

Hoy un viento huracanado me ha hecho avanzar dando tumbos como si estuviera bebido. Las continuas ráfagas de dirección imprevisible continuamente me desestabilizaban, ralentizando mi ruta. A partir de Split el relieve se torna mucho más angosto y la carretera serpentea resiguiendo la costa Dálmata desde cierta altura, entre la imponente presencia de cañones y escarpados acantilados. Eventualmente se desciende hacia pintorescas poblaciones costeras que tratan de integrarse sobre la base de las enormes paredes de roca desnuda. En Omis, una de las más destacadas, he podido gozar de las vistas al cañon del rio Cetina y de su desembocadura. Unos 40km más adelante, se encuentra tras su riviera homónima, Makarsca, ubicada a los pies del Monte Biokovo, en cuyo paseo marítimo he cenado junto al Monumento al Turista, una bonita estatua de una pareja agarrada y paseando distendidamente. Entonces eran las 17h de la tarde, la oscuridad se cernia sobre mí y me quedaban 40km más para Gradac, en los que obviamente he dejado de apreciar el paisaje. De modo que ya sin distracción alguna, he aligerado el ritmo con tal de rematar cuánto antes la faena. Finalmente, según lo planeado he llegado a la hora de cenar a Gradac y después de prepararme un bocadillo, me he dedicado a buscar un lugar para dormir. Mi primera opción era la acampada, pero el desnivel la imposibilitaba y después de hundirme bici en mano en un zarzal que me ha dejado algunas magulladuras, he desistido de la idea. Tomando la alternativa de alquilar una habitación, he corrido la misma suerte, puesto que todos los hostales de la localidad estaban ya cerrados o nadie salía a atenderme. A la desesperada, no me ha quedado más remedio que levantar la cadena de la entrada de una casa abandonada o en construcción, para entrar con mi bici y pasar la noche oculto tras el tabique menos expuesto de su estructura.


SIBENIK- PRIMOSTEN- TROGIR- SPLIT

La crónica de hoy también viene empapada, pues siguiendo con la tónica de los últimos días, ha amanecido con chubascos. Eran sobre las 9h cuando estaba recogiendo mis bártulos mojados y desmontando la tienda que ayer fijé en un campo de olivos de la periferia de Sibenik, cuando comprobé estupefacto que ya no disponía de ropa seca para entrar en calor. Los 4 días consecutivos de lluvia, empezaban a hacer mella. Cuando ya estaba mentalizado de que las lluvias no cesarían, poco antes de llegar a Primosten, el sol ha despuntado entre las nubes y durante un lapso de un par de horas, como dirían los galos de Astérix, el cielo ha dejado de caer sobre mi cabeza. Momento en que he aprovechado la circunstancia para entrar en una gasolinera de la localidad e improvisar un tendedero sobre unas barras metálicas transversales encaradas al sol, ventiladas por una ligera brisa. Mientras tanto, he puesto a cargar la bateria de mi smartphone en el baño y me he servido del secador de manos para mis guantes húmedos. Luego, después de esta puesta a punto, he visitado el centro de este precioso pueblecito cuyo encanto reside en sus bonitas edificaciones prácticamente bañadas por el mar, entre las que destaca por encima el campanario. Al emprender el camino a Trogir, mi próximo destino, paralelamente he continuado resiguiendo la linea marcada por mi inseparable compañero: el Adriático y por primera vez, el clima me ha permitido apreciar el hermoso paisaje costero. Imaginaros, por compararlo con algo más familiar, una inmensa Costa Brava donde el contraste mar y montaña se extiende mucho más allá de donde alcanza la vista. A su vera, los pinos se reflejan en un mar cristalino, donde el fondo blanco de piedra caliza tiñe de turquesa el agua de la superficie. En invierno uno tiene la ventaja de poder contemplar este paraje con una serenidad, que hubiese vedado la explotación turística veraniega. Al entrar en Trogir, justo cuando me disponia a vagar por las calles de su casco antiguo para conocer la Catedral de San Lorenzo (declarada por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad), se ha desatado una tormenta eléctrica impresionante que ha traído consigo el diluvio. Me he tenido que refugiar bajo el arco de piedra, tras el cual una serie de callejas estrechas y adoquinadas conducen a la catedral. Por suerte y ante mi asombro, de nuevo ha dejado de llover, por lo q he podido visitar Trogir y me he decidido a rematar los 27 km restantes hasta Split, que por aportar una nueva referencia baloncestistica, se trata de la localidad donde nació otro gran jugador croata: Toni Kukoc. Finalmente, en el centro de Split he conocido a Ivan, un chico de la ciudad, que se ha ofrecido a acompañarme a un albergue barato que estuviera lo más cerca posible. Él mismo se ha encargado de llamar también a su responsable, para que viniera a atenderme. Enseguida ha llegado la señora encargada, me ha cobrado la ganga de 80kn/ noche (10e) y me ha entregado las llaves de un pequeño apartamento con ducha, cocina y wifi, que además dispone de un buen espacio escondido y protegido tras una verja, donde aparcar mi bici. Mañana me tomaré el dia libre para conocer Split y hacer algunas compras necesarias (gas y comida).


GRADAC- BACINSKA JEZERA

Hoy ha amanecido nevando en toda Dalmacia. La previsión meteorológica augura que continuará haciéndolo durante todo el día. No obstante, terco como soy en mis propósitos, he empezado a tirar millas dirección Dubrovnik siguiendo la larga cuesta que abandonaba la costa, para adentrarse en el interior hacia los lagos de Bacina. Mientras pedaleaba un enfurecido viento en contra, me azotaba trayendo con sigo veloces copos que se estampaban sobre mi cuerpo. Al poco, no solo había perdido el tacto en manos y rostro, sino que empezaban a amoratarse. En vano intentaba sobreponerme a tanta calamidad, puesto que más alla de mi voluntad, otros síntomas físicos empezaban a manifestarse: ojos hinchados, labios cortados y zonas entumecidas. Esta claro que en un extremo no se puede vencer a los elementos ni siquiera con obstinación, por lo que después de 12km extenuantes de muchísimo sufrimiento, me he resignado a aplazar la etapa hasta mañana, cuando se espera una mejora climática. Asi pues, me he apresurado a comprar provisiones y he alquilado una habitación. Dedicaré el resto del día a descansar y planear futuras visitas e itinerarios. Pese a la osadía, siempre hay un momento para la prudencia. Continuar hubiese sido prácticamente un suicidio. Mañana seguiré vivo y Dubrovnik, todavía aguardándome.


DELNICE- RAVNA GORA- VRBOVSCO- OGULIN- JOSIPDOL

Hoy ha amanecido con una espesa neblina que cubría el panorama con un aura de misticismo y misterio. A medida que iba descendiendo, ésta iba desapareciendo paulatinamente desvelando una magnífica estampa de la Croacia rural sobrevolada por majestuosas águilas. La carretera transcurría a lo largo de sucesivas ondulaciones, tanto en cuanto al desnivel, como a la dirección, donde serpenteaba adoptando la forma de un río repleto de meandros. A pocos km de Vrbovsco, en una zona bastante remota, me he encontrado con una señora que paseaba en mi misma dirección y que tras saludarme ha tomado la amable iniciativa de invitarme a entrar en su casa. Alli junto a su marido me ha preparado un té turco con unas galletitas de mantequilla, que según me ha contado le enseñó a preparar su difunto padre, quien había construido la casa poco antes de morir. El ritual para tomar este tipo de té es bastante curioso, ya que se debe sostener un terrón de azúcar entre los dientes entre sorbo y sorbo. Por lo general, según me indica mi experiencia, la gente de las zonas rurales es, dentro de su sencillez, más cándida y hospitalaria que en las grandes urbes. Además la carretera está minada de cementerios, probablemente debido a los conflictos bélicos que tan duramente han castigado a este pais, por lo que uno debe ser comprensivo con el aparente recelo de sus habitantes.

No obstante, debo admitir que este ídílico paisaje ha sido para mí como el mejor de los placeres, inesperado.


ZADAR – BRBINJ (DUGI OTOK)

En ferry/ Brbinj- Sali en bici/ Sali-Zadar en ferry.

Esta mañana nublada he revisitado el casco antiguo y el paseo Marítimo de Zadar. Despues de tomar algunas instantáneas me he dirigido a una compañía de la terminal de ferrys para viajar al Parque Nacional de Telasica, en la isla de Dugi Otok, dentro del archipiélago de las Kornati. El único destino posible en la isla que esta compañía podía ofrecerme era Brbinj, que queda justo en el otro extremo de la isla a unos 25km. Pensando en que me daría tiempo de cruzar la isla y regresar (50km aprox) con el último ferry Brbinj- Zadar, he comprado un billete de ida y vuelta. Lamentablemente, el ferry que debía partir a las 12h de Zadar se ha retrasado y nos ha echo arribar sobre las 14h a Brbinj, lo cual me dejaba un escaso margen para cruzar dos veces la isla y visitar Telasica. Bajando del ferry, una carretera ya señalaba la direccion a Sali, población más cercana al Parque Nacional de Telasica, justo al otro lado de la Isla. Tras afrontar un desnivel considerable, con breves paradas para retratar el paisaje, me he plantado sobre las 15:45h en la entrada del Parque Nacional, lo que me imposibilitaba ya visitarlo y volver a cruzar la isla completa hasta Brbinj antes de las 17h, hora en que salía mi ferry. De modo que he perdido las 50kn, correspondientes a mi billete de vuelta a Zadar. Preguntando a un pescador, que me he encontrado en un pequeño lago a 3 km de Sali, me ha dicho que me quedaba la opción de regresar a Zadar tomando un ferry de otra compañia desde Sali, pero que éste partía en escasos 10minutos. Frustrado por tener que anular mi visita a Telasica justo al llegar a su entrada, he intentado llegar a tiempo al ferry de Sali. Cuando he llegado al puerto, hacia escasos 5min que habia desembarcado. Solo me quedaba un cartucho para no quedarme en Dugi Oto aislado toda la noche: un último ferry a las 20:45h, pero solamente para pasajeros. Con lo que además de 3:30h de espera, me quedaba la duda de si me admitirían con la bicicleta. Media hora antes de la partida de mi ferry, se han abierto las taquillas y al comprar mi billete, el vendedor me ha comentado que en temporada baja era posible embarcar la bici también y por el mismo precio (25kn). Esta noche repetiré en el mismo hostal y mañana, sin más dilación, espero ya poder dormír en Sibenik.


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