miércoles, 6 de octubre de 2021

La fe de no tenerla

En la gestión de incertidumbre me decanto por el beneficio de la duda. Lo sé, quizá supone un esfuerzo mayor, a veces no retribuido. Sin duda, el pesimismo siempre fue más cómodo, como tirar la toalla en lugar de secarse el sudor para seguir luchando. 

El pesimismo tilda de idealista al optimismo sustentado en la fe. Sin embargo, ante un futuro incierto, el pesimista no es tampoco pragmático en absoluto, sino un devoto cuyo acto de fe es, en sí mismo, su ausencia de fe, es decir la fe de no tenerla.


*Ilustración de René Merino.

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