El amor es caprichoso como el viento que esparce sus semillas sobre praderas en que brotan o sobre desiertos que las miran perecer.
Y aún así, muy en el fondo, las raíces de cada brote saben bien del suelo que las hace florecer.
Bajo el reino del cálculo, me reservo el valor de la mirada. Rendido al rendimiento, acudo a la melodía de vivir, sin peso, ...
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