El amor es caprichoso como el viento que esparce sus semillas sobre praderas en que brotan o sobre desiertos que las ven morir.
Y aún así, muy en el fondo, las raíces de cada brote saben bien del suelo que las hace florecer.
Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada, es nuestra luz y no nuestra oscurida...
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