jueves, 7 de octubre de 2021

A mi abuela

Tú, que mi niñez tejiste con suave lana,
deshaciendo el ovillo de la desgana,
para abrigarme y protegerme en la vida.
Dueña eres de mi admiración más sentida.

¡Tú, mi verdadera musa!
La que por mí a nada rehúsa.
Quien me enseño como el amor más valioso,
a menudo, viaja a lomos del acto silencioso.

Recuerdo, cuando en un mar de arrullos me mecía
el cálido soplo de tu voz con que dormía
y estrechado en tu regazo, soñaba como un navegante,
tripulando sin temor, timón ni comandante.

Fue amuleto tu oración por mí.
Fuerza que me empujó cuando no desistí.
¡Cómo no caí, en que quizá flotabas en el viento!
Para ondear mi bandera, para llevarte el tormento.

En que tal vez el eco sutil propagado en tu plegaria,
retumbaba con estruendo en mi conciencia incendiaria,
apartándome de esas sendas de clavos afilados,
que despuntan un sangriento caminar por todos lados.

Necesito que sepas, que tanto sacrificio, no es vano empeño.
Que en ti pensar, resulta siempre grato y risueño.
Que te llevo tan dentro,
que tuyo es, mi más esperado encuentro.

Que las palabras que querían acercarse a ti entusiasmadas,
quedaron como meras sombras rezagadas.
Porque me diste tanto sin rubor.
Tanto, como a mi madre, la vida y tu amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuestro Mayor Miedo- Marianne Williamson

Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada, es nuestra luz y no nuestra oscurida...