Medité desde el espigón mientras la marea escupía en la orilla. Las generaciones eran olas sucediéndose en la misma dirección. Esas masas arrastradas que rompían en la costa de su alma. La evolución las enfatizaba. La unicidad estereotipada y la vulgaridad del "éxito". De buen grado muchos aceptaban ser cualquiera.
Yo era, entre ellas, esa espuma sacudida con violencia. No quería dejarme llevar, naufragar en un firme desencanto.
Traté de hallar mi río entre el gentío y nadé contracorriente mientras pude, bregando por remontar mi destino. Mis costas eran otras. La fuerza de ese mar no me servía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario