jueves, 13 de enero de 2022

Italia


Ruta: Varzo - Domodossola - Milan - Crema - Cremona - Verona - Vicenza - Padua - Venecia - Trieste. 

LLEGADA A TRIESTE

Ya he dejado atrás las grandes planicies italianas de mis últimas etapas y me voy internando en este gran bosque que es Slovenia, donde mueren las últimas estribaciones de los Alpes orientales. Este pais destaca además de por su espesa vegetación, por sus numerosas y espectaculares grutas. Ahora mismo me encuentro a 10 km de una de las más famosas grutas de la zona: La Grotta Gigante, que queda a sólo 3 km de Trieste. Así que dedicaré las primeras horas de esta tarde a visitar la gruta y después descendere a Trieste para explorar también esta ciudad fronteriza.


VENECIA

Mestre- Ponte della Libertá- Porto Turístico- Piazza de Roma- Canale Grande- Ponte de Rialto- Piazza San Marco- Murano (vaporetto).

Esta mañana me he despertado temprano, dispuesto a explorar entre sus callejuelas y canales está preciosa ciudad bañada por el Adriático. Para ello y por tercera vez he vuelto a cruzar el Ponte della Libertá (Mestre- Venezia) hasta el Porto Turístico. Una vez allí, enseguida me he encargado de guardar mi bicicleta en un garaje, ya que aquí las visitas en este medio de transporte están terminentemente prohibidas. También he pedido en una Trattoria que me dejaran recargar la bateria de mi smartphone, a fin de retratar los recodos más hermosos que me salieran al paso. Mientras mi móvil se estaba cargando, me he dirigido a la Oficina de Turismo en busca de asesoramiento. Allí, muy amablemente me han entregado un mapa de la ciudad y una cuartilla en español donde figuraba un itinerario comentado por los lugares más representativos. A continuación, tras una breve espera para garantizar que la carga de bateria fuese completa, he iniciado mi itinerario hacia el Ponte de Rialto a través de laa callejas y puentes contiguos al Canale Grande. Ni bien habia doblado la primera esquina ya empezaba a hechizarme la belleza de las viviendas y puentes reflejados sobre la tonalidad verdosa del agua, que aunque turbia no desmerecia en absoluto la escena. Y así poco a poco, me fui adentrando en esta laberintica cuadrícula de canales, percibiendo a medida que me aproximaba a las zonas más turistícas (Rialto y San Marco) una progresiva aglomeración. Esta es una ciudad que nunca duerme, el ajetreo es constante y todo gira, como en una noria, entorno a la explotación turística. Los filones aquí, además de la hostelería y la restauración, son los servicios de transporte acuáticos que conectan todas las islas con los principales puertos de Venezia (taxis, góndolas y vaporetto) y la industria artesanal, en especial dedicada a la venta de las famosas máscaras venecianas. Si bien al llegar al Ponte de Rialto y a San Marco se produce un impacto súbito debido a la repentina espectacularidad arquitectónica, también uno abandona la serenidad de las típicas viviendas de los nativos, para sumergirse entre una multitud hacinada, con la que resulta inevitable tropezar al abrirse paso, mientras uno trata de esquivarla. San Marco es una inmensa plaza y paradójicamente es incapaz de acoger el aforo del aluvión de visitantes que acuden en masa atraídos por la fama y accesibilidad de este lugar, mientras que por las previas callejuelas estrechas uno puede caminar a sus anchas. No obstante, pese a la falta de espacio vital, merece la pena visitarlo y como una esponja absorber la gran cantidad de matices que cada fachada desprende. Eran sobre las 15h de la tarde, cuando el cielo veneziano se cubrió súbitamente de nubes y bajo la lluvia compré un billete en vaporetto de ida y vuelta San Marco- Murano. Éste es un medio tan rápido y confortable que sin advertirlo, en un abrir y cerrar de ojos ya me habia plantado en Murano. La isla está completamente dedicada a la fabricación y artesanía del vidrio, por lo que numerosas vidrerías y esculturas integradas en su urbanismo adornan cualquiera de sus recodos. Finalmente, después de acabar de escudriñar en Murano, he tomado el vaporetto de regreso a Venezia, que como despedida ha tenido la gentileza de obsequiarme con el fantástico atardecer que podeis observar en las fotos. Éste es el tipo de experiencias que hacen que valga la pena estar vivo y cuyos latidos desde el corazón resuenan en el alma, distinguiendo una vida intensa de la mera existencia.


ACAMPADA EN MESTRE

Dado que en materia de precios se podria decir que Venezia es la Suiza italiana y que un albergue local no baja de los 60€, me he visto obligado a retroceder los 5 km del Ponte della libertá para acampar en un prado de Mestre. Ha sido especialmente emotivo mi reencuentro con el mar, después de una larga ruta por interior desde Marsella. Mañana relajadamente dedicaré todo el dia a visitar y retratar esta bonita ciudad de puentes y góndolas sobre canales, tan asociada al amor y al romanticismo.


CREMONA -VERONA

Ya he entrado en Verona, tras un recorrido llano muy similar al de ayer, como un Romeo cualquiera, me he colado en el escenario real de la obra de Shakespeare. Ahora mismo estoy en un Kebab ubicado en el centro, charlando con un simpático camarero pakistaní, mientras se carga la batería del móvil. Después, daré un paseo nocturno por la ciudad, tomaré algunas fotos y buscaré donde pasar la noche. Mañana bien temprano, tengo que localizar un taller de reparación de bicicletas, para subsistuir la cubierta trasera, que no cesa de pinchar todas las cámaras que parcheo o reemplazo. Por último, haré una revisita diurna y me encaminaré a Venecia.


MILAN- CREMA- CREMONA

Después de un breve impás de 2 días en Milan, hoy he vuelto a la carretera. La etapa de hoy no ha sido físicamente exigente, aunque si bastante monótona. Me ha conducido desde Cornaredo a atravesar Milan de cabo a rabo, pasando por el aeropuerto y posteriormente por una larga sucesión de campos sin sembrar y poligonos industriales a la vera de sendos bares, trattorias y restaurantes, para alimentar a obreros y operarios. Únicamente en cuanto a la belleza del paisaje, a destacar un espectacular amanecer, donde gran variedad de tonos azules, rojizos y morados componían una hermosa bóveda celeste que realzaba en gran medida la sencillez de los campos. Ha sido el único momento durante la jornada, en que me he detenido a contemplar. Debo añadir también que siento cierta nostalgia ya de Manuele, Gina, Patricia, Paolo y el personal del taller ciclista Santagostino. Se dice que la memoria es selectiva, pero os aseguro que en ella, vosotros ya ocupais una parcela indeleble. Insisto, una vez más gracias por vuestro afecto, ayuda y comprensión.


CORNAREDO

Ayer, al anochecer, cuando salí del taller Santoagostino, era ya demasiado tarde para acortar distancias direccion Verona, así que opté por aplazarlo hasta el día siguiente e ir a cenar a una pizzería cercana en Settimo Milanese, pues estaba hambriento al no haber ingerido aún nada desde el desayuno. Como una me supo a poco, finalmente me sacié con dos, mientras puse a recargar mi teléfono. Cuando ya m disponía a buscar un buen lugar para acampar y resguardarme de la lluvia, recibí con gran alegría un nuevo mensaje de mi fratello italiano, diciéndome que porque estando por allí, no había vuelto a su casa, confirmándome que, por supuesto, estaba invitado a dormir una noche más. Accedí de inmediato, siempre es un placer disfrutar de tan buena compañía. Al poco rato, ya estaba de vuelta en Cornaredo, donde también me esperaba Gina, su madre, que en la misma tónica, volvió a conmoverme con su amabilidad. Después de una buena ducha y aposentarnos, Manuele me propuso, volver a visitar Milan junto con Valeria, aunque esta vez en coche. Me pareció una buena idea y seguimos con el plan. Esta vez me mostró el estadio de San Siro, tomamos un helado típico italiano y un exquisito vino toscano, llamado Morellino, en una trattoria/ etnoteca, meridado con unas tostadas con una fina loncha de grasa de cerdo. De nuevo, pasamos una tarde agradable y la conversación fluyó abarcando multitud de temas, hasta que el sueño se empezó a manifestar con los primeros bostezos y decidimos regresar. Esta mañana me he vuelto a despedir de esta encantadora familia y aprovechando que por fin, un espléndido sol ha dado tregua a las continuas lluvias y mis pies, en consecuencia, van desagrietándose de la humedad acumulada, me he dirigido a la Piazza di Il Duomo, para admirar la maravillosa fachada de Il Duomo por última vez.

Por último he trazado una ruta de planificación hacia Verona de 204 km, por carreteras secundarias, pasando por Cremona.


TALLER DE SANTOAGOSTINO

Es asombroso, me cuesta asimilar tanta generosidad. En el taller de bicicletas Santoagostino me han regalado la reparación, 2 cámaras y unos calcetines de invierno. Algunos clientes, además del dueño del taller, han querido fotografíarse conmigo al conocer mi historia y me han enviado solicitudes de amistad por Facebook para poder seguír mis peripecias. Acabo de recibir un mensaje privado de uno de ellos: "Manggiare e dormire gratis per te....(direccion)". Solo espero estar a la altura y corresponder con lo mejor de mí, el infinito agradecimiento que siento.


LLEGADA A MILAN

Ayer tras entrar en lombardia y poco antes de recorrer los últimos km de Vía Sempione hacía su capital: Milán, me topé con una agradable sorpresa. Desde su coche, un chico sonriente, vitoreaba mi constante pedaleo con un grito de "bravísimo", al que correspondí con una amplia sonrisa de agradecimiento y el pulgar en alto. Siguiendo por la misma vía, un poco más adelante volvimos a coincidir. Al parecer había aparcado el coche en el arcén, esperando mi llegada para conversar. Así que, mientras me aproximaba me hizo señas para que me detuviese. Accedí guiado por una buena intuición y empezamos a placticar. Enseguida se mostró interesado por mi ruta, procedencia y sistema de vida. Debo reconocer, que en todo momento su franca mirada me inspiró confianza y me relajé. Me comentó que él también era ciclista y había viajado de ese modo, por prácticamente todo su país. Tal vez fuera el recuerdo por la hospitalidad recibida lo que le llevó a abrirme las puertas de su casa, en la que vivía con Gina, su madre o quizá simplemente se tratara de una bondad innata. De cualquier modo, la oferta era irresistible. Inmediatamente, cargamos mi bici y alforjas en su maletero y charlando animadamente me condujo hasta el garaje de su casa, en Cornaredo, un apacible pueblecito a las afueras de Milan. Después de guardar la bici en un trastero y subir las maletas, conocí a su madre: Gina, una sencilla y afable señora que se deshizo en atenciones. Después de presentarnos y empezar a conocernos un poco más, me propuso hacerme una colada de mi ropa sucia y prepararme un buen plato de pasta a la italiana, mientras me daba una ducha caliente. La comida supo excelente y no solo por el plato en sí, sino por el aliño de una compañía inmejorable. Consiguieron hacerme sentir como en casa, en ningún momento sentí que yo era aquel extraño que acababan de acoger. Ya repuesto de energías, decidimos dar un paseo en bicicleta por Milan, trazando un itinerario por el que junto con su novia: Valeria, me guiaría por las zonas más representativas de esta gran metrópolis. Para llegar a Milan cogimos un tren de cercanías que nos dejó en una zona bastante céntrica. El paseo nos llevó a través de las adoquinadas, en su mayoría, calles de Milan, por la Porta Nova, complejo comercial de altos edificios acristalados, el Teatro Nacional y lo más impactante: la plaza de Il Duomo y el Castillo de Sforza, cuya fachada realzaban unos focos al anochecer. Milan me pareció una bonita ciudad, sobre todo destacando su casco antiguo salpicado de excelsas obras de arte. Si bien, no noté un gran contraste viniendo de mi Barcelona natal, respecto al urbanismo y arquitectura en general, sí que pude apreciar los pequeños matices que distinguen la cultura italiana. Como anécdota curiosa, Valeria me dijo la marcada tendencia a la superstición en algunas regiones de Italia. Al parecer en el suelo de unas suntuosas galerías que cruzámos en las inmediaciones de la Plaza de Il Duomo se dibuja la figura de un león, sobre el que era tradición dar una vuelta completa para tener una buena fortuna. Yo me abstuve, por escepticismo, además la cola que se había formado con ese menester acabó por disuadirme. No obstante, considero que estas tradiciones tienen cierto encanto, ya que refuerzan el significado de un lugar, que de otro modo pasaría inadvertido. Y con todo, la tarde transcurrió en un suspiro y al fin pude olvidarme de una profunda decepción. Me explicaré: mi compañero de viaje a tramos, según me dijo también se hallaba en casa de un amigo suyo en Milan y ante mi desconcierto, no sólo rechazaba un encuentro, sino que además me había negado la posibilidad de alojarme con ellos. Según me comento, tan solo tenía interés en cruzar conmigo las fronteras, cosa que a mi no me preocupaba en absoluto. Así que harto ya de sus continuos desplantes desde la espera de 7h en que nos tuvo en vilo a mi madre, a mí y a un amigo que había venido a despedirme, le deseé buena suerte en su viaje, pero que por supuesto no volviera a contar conmigo. Ya pagué el precio por confiar en él, la novatada de la primera oportunidad. Además de sentir vergüenza ajena, por la desconsideracion con quienes le rodean durante los tramos compartidos hasta Grenoble, en los cuales por ejemplo dejaba plantados a los host de Coachsurfing o jamás se detenía a esperarme si la escena no le atraía a él, mientras yo me esforzaba continuamente en complacerle y en adaptarme a su pausado pedaleo, semejante a una marcha fúnebre. Me sentía como un decorado de su fiesta, por el que renunciaba a mi libertad. No había pacto en la convivencia, sino un sometimiento dictatorial a sus caprichosos antojos. Desde el primer dia en que primaba su autobombo, las pancartas y los flashes que tanto a mí tanto me disgustan, al compromiso de nuestro acordado encuentro. En definitiva, la vanidad de la búsqueda del reconocimiento, por encima de la bondad y la responsabilidad. Personalmente considero que la experiencia es tan enriquecedora de por si, que ya retribuye con creces. Y si no la mantengo en el más estricto anonimato es por el gusto de compartirlo en la intimidad con el allegado grupo de personas que espontáneamente han mostrado interés por un seguimiento. Es triste que el individualismo haya roto con lo que eventualmene hubiera podido ser una bonita colaboración. En fin, al menos sé que ambos somos totalmente autosuficientes y nos irá bien por separado. De todas formas, me he propuesto no dar más cuartelillo a ningún sentimiento de negatividad, así que corramos un tupido velo. Simplemente quería, a modo de terapia, deshogarme para liberarme de este desagradable incidente.

Siguiendo al hilo con mi historia junto a la familia Italiana, a nuestro regreso a la casa de Manuele en Cornaredo disfrutamos de una cena a base de deliciosas porciones de pizza al forno di legna, envueltos en un ambiente cálido y familiar. Hoy me he despertado descansado y después de un suculento desayuno, he agradecido la abrumadora hospitalidad de esta buena gente, que en todo momento me hizo sentir como si hubiera estado en mi propia casa. Finalmente nos hemos intercambiado las referencias de contacto, me he ofrecido a hospedarles cuando quieran visitar Barcelona y nos hemos despedido con un cariñoso abrazo. Con esta experiencia, corroboro, que además de sus bellos paisajes, gran parte del encanto de este pais, reside en su calor humano. Eso es todo por ahora, ya sabes Manuelle Boccardi que para lo que sea ya tienes un nuovo fratello spagnolo. Grazie Mile.


LLEGADA A ITALIA

Después de no haber pegado ojo en toda la noche, debido al frío y la humedad por la persistente lluvia y la paliza de ayer, he continuado mi ruta en direccion Milan hasta Domodossola, donde ahora mismo me encuentro.

Es mi primer dia en Italia y ya he notado un tremendo choque cultural, viniendo de Suiza. Aquí la gente es muchísimo más cálida, por lo general atienden cualquier petición con una sonrisa o una mirada directa y franca, para después implicarse en la ayuda. Además la familiaridad del idioma y los precios, junto con la sencillez de sus acogedoras viviendas, me han hecho sentir como en casa. Atrás queda ya, la predominante frialdad e incluso hostilidad Suiza, su sofisticada altivez, pero también los magníficos paisajes alpinos que me cautivaron. Digamos que en Suiza disfruté de la excepcional compañía de la naturaleza más salvaje, mientras sentía ajena la de mis semejantes y en Italia he llegado, tras un desierto empatico, a un oasis de hospitalidad. ¡Bravisimo!


TRIESTE, LA GROTTA GIGANTE

Ayer a primera hora de la mañana recorrí unos 40km más hacia Trieste, donde en un bar a 10km de la ciudad me recomendaron visitar la Grotta Gigante (a 10km de allí y llegado, a 7km de Trieste). Seguí una carretera secundaria y a continuacion un sendero boscoso que me condujo hasta la gruta. Una vez allí, aparqué mi bici en la entrada y compré un billete para estudiante por 9€ Hace ya más de una década que no lo soy, pero para ahorrar hay que echarle un poco de morro. Al ser temporada baja era el único visitante y por tanto, gocé de las explicaciones de un simpatiquísimo guia personalizado, que con todo lujo de detalles me relataba la historia, puntos de acceso (3), proceso de formación de las estalactitas y estalagmitas, composición geológica y mineral, condiciones climáticas (temperatura, humedad) y como se llevaron acabo las primeras expediciones espeleológicas que llevaron a su descubrimiento. El submundo es un universo fascinante. Un reino de fantasía en que las rocas disparan la imaginación con sus múltiples contornos, esculpidos a lo largo de miles de millones de años, adoptando formas similares a personas, animales, árboles, ... básicamente en tres tonalidades: blanco, marrón y ocre, según su concentración mineral y calcárea. La sensación es de estar en otro planeta, contemplando lo que podría ser un paisaje lunar o marciano. Este lugar, tan diferente como bello, ha hecho las delicias de éste empedernido xenófilo. Me encanta la diferencia, el exotismo que aporte el máximo contraste para revalorizar. Finalmente siguiendo las referencias del guía descendí a Trieste, no sin antes detenerme a apreciar una hermosíma panorámica bajo un rojizo atardecer. Según me había dicho desde la estación al Castelo de Miramare me toparía con un Albergue de la Giuventu, donde pasar la noche a bajo coste a 7km de Trieste. Al llegar estaba cerrado y un cartel en la puerta advertía de que debido a reformas no volverían a abrir hasta 2014. De modo que no me quedó otra que regresar a Trieste para seguír buscando una habitación. La mayoría de las que localizaba siguiendo la lista del portal Hostelworld estaban cerradas para registrarse o requerían una reserva previa. Finalmente conseguí que me alquilaran la única habitación doble que les quedaba libre a precio de individual en una céntrica pensión. Después de 4 noches seguidas de acampada, una simple ducha de agua caliente y una cama mullidita sabrán a gloria.

TRIESTE- RIJEKA

Por primera vez en mi vida, se ha producido la singular circunstancia de haber pisado el territorio de 3 paises distintos en un mismo dia: Italia, Slovenia y Croacia.

Al llegar a Rijeka, he sacado una lista de albergues que habia preparado la noche anterior y mediante Gps he ido localizándolos. La segunda tentativa ha sido todo un éxito, albergue en zona céntrica por sólo 12€. Como se nota ya el descenso de precios. Un respiro, para desabrocharse un poco el cinturón.



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