Nos reconciliamos con el tiempo, en la convicción de pertenecer al instante que nos ocupa, de que él también nos pertenece. En la plenitud de un breve lapso, en que no existe mejor lugar que aquí, mejor momento que ahora.
Como espíritu cruzamos un páramo de instantes áridos, para detenernos junto al fértil vergel de nuestros frutos. Atrás queda el mero pasatiempo del tiempo, mientras habitamos el momento perfecto. ¡Digno es nuestro tiempo cuando así como quisiéramos logramos sentirlo!
Cuando la escisión cicatriza, ninguna herida supura, por fin llegó el momento...
¡Ya estamos listos para inspirar!
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