y tu fe arrancaste?
Cuando tu mundo era aislado y recóndito,
y ¡tanto lloraste!
Cuando andabas sin rumbo y sin aliento,
Y nadie te veía.
Deambulando sin fuerza, agotado y hambriento,
tu esperanza huía.
¡Cuántas veces, al fondo del pozo,
te tiraron un tiesto!
¡Cuántos, buscando tu gozo,
olvidaron el resto!
Y ahora que tus alas curaron,
que de nuevo vuelas.
Que de rostros sonrientes se tornaron
lo que fueron calaveras.
¿Por qué hacia abajo no miran tus ojos,
mientras sobrevuelan las eras?
¿Por qué olvidaste los despojos?
Lo que soy, lo que eras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario