Los largos tramos que en mi ascensión recorro con esfuerzo, serán meras pinceladas cromáticas, de la panorámica global que a mi paso creo.
¡Ayúdame nueva visión, a redimensionar mi vida a su justa medida y a tomar consciencia de mi prescindible e insignificante existencia! Pues no soy más que una remota estrella, dentro del vasto firmamento y mi luz brilla intermitentemente, ahogándose en la penumbra cósmica.
Huésped que la montaña acoge amablemente en sus entrañas, deseo avanzar con sigilo, renovando mi materia pretenciosa y desconsiderada, a cada bocanada del aire puro, que me envuelve acariciándome como un sedoso manto.
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