y a ti dicen, me asemejo.
A ti, faro de luz que siempre atento,
me guiaste a cada desaliento.
A ti, que con amor incondicional,
prodigaste tu afecto puro y maternal.
A ti, que por verme dichoso y grato,
sin comer, me pusiste un plato.
A ti estos versos entrego,
rincón de mi sosiego.
A ti, que nada me has pedido
y sin embargo, ¡tanto te debo!
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