Qué extraño es herirse en la defensa.
Qué extraño es el escudo que se clava.
Qué extraña es esa honra que se finge,
el consuelo que se aflige.
La luz del ciego, el amor al ego.
Qué extraño es ese extraño que se extraña.
Por él, olvidamos amarnos.
Bajo el reino del cálculo, me reservo el valor de la mirada. Rendido al rendimiento, acudo a la melodía de vivir, sin peso, ...