Yo me dejaba ganar, porque no lo necesitaba.
Tu gloria era mi derrota más dulce.
El juego era banal.
Perder era ganar,
ganar sin perderme tu entusiasmo.
Bajo el reino del cálculo, me reservo el valor de la mirada. Rendido al rendimiento, acudo a la melodía de vivir, sin peso, ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario