lunes, 23 de enero de 2023

Misandria

Es evidente que las políticas del patriarcado han discriminado durante siglos a la mujer, sometiéndola, llegando a silenciar su historia. Lo cual no justifica generalizaciones basadas en una estigmatización biológica del sexo masculino. Ni todos somos violadores ni abusones en potencia, ni todos estamos de acuerdo con ello. Por tanto, ningún género es naturalmente un desprestigio.

No obstante, así como sucede en el fenómeno del maltratado maltratador, no hay peor sexismo que el que invierte su opresión para reivindicarse. O es que acaso los hombres debiéramos disculparnos por la mera condición de serlo. 

Las políticas identitarias de la guerra de sexos son absurdas porque nos enfrentan, fragmentando la cohesión y entre el fuego cruzado, ¿dónde queda la conciencia colectiva?

La paz no entiende de revanchas. Si el feminismo se limitara a defender, como debiera, la igualdad genérica de derechos y oportunidades, entonces ya había sido bautizado con mayor exactitud. Se llamaba humanismo

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