Los perros son juguetes rotos. Se me antoja que los caprichos humanos son efímeros.
Cien siglos de dominación para domesticar su instinto y ahora, que apenas aúllan, los abandonamos sin recursos para que no molesten.
Nuestro mayor miedo no es que no encajemos, nuestro mayor miedo es que tenemos una fuerza desmesurada, es nuestra luz y no nuestra oscurida...
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