Los perros, son juguetes rotos. Los caprichos humanos, efímeros.
Cien siglos de dominación,
para domesticar su instinto.
Y ahora, que apenas aúllan,
los abandonamos sin recursos,
para que no molesten.
Bajo el reino del cálculo, me reservo el valor de la mirada. Rendido al rendimiento, acudo a la melodía de vivir, sin peso, ...
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