Nuevas luces arriban a este puerto, cómo no iba a transformarse.
No habrá punto y final ni el epílogo.
La vida fluctúa entre las ondas de un electro hasta rayar en su horizonte, como meandros de un río hacia el mar. Su fin es un confín sin fin, amplio y curvo, aunque sólo recto se deje ver.
De roja tinta me seca el corazón si exprimo un sentimiento hasta plasmarlo.
Sólo entonces la purga satisface.
Y no obstante, está tan viva, que mi obra es incompleta.
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