(Análisis del artículo y conclusiones personales)
Rezan las reminiscencias vigentes de la ética confuciana en pleno siglo XXI que en "un colectivismo con fuerte tendencia al disciplinamiento, se aplican medidas disciplinarias que no se perciben como restricción de los derechos individuales sino como cumplimiento de deberes colectivos."
Los países orientales, que se han mostrado mucho más eficientes en la contención de esta pandemia, podrían haber vuelto mediante un Feudalismo Digital, al Feudalismo de la Europa del siglo XVII.
La sociedad disciplinaria que Foucault nos describía, podría haber modernizado el sometimiento ancestral en una sociedad contemporánea sin protección de datos, a través de la digitalización y el Big Data.
Cámaras de reconocimiento facial, incluso de diagnosis térmica, apps de geolocalizacion y categoración cromática según la fase de infección, brazaletes 24h similares a los que portan condenados por delitos sexuales, control digital de compras y opinión, que premian con cupones o créditos el cumplimiento de las medidas del régimen o por el contrario, castigan sus discrepancias. Aterra al neoliberalismo occidental, la tecnología al servicio de la vigilancia estatal, como el panóptico orwelliano, el ojo que todo lo ve.
Con el peligro agravante, de que el control digital que arrancó en occidente con los algoritmos que estudian nuestros datos induciendo al consumo, evolucione en el fin de libertades individuales de ese Feudalismo Digital, que gradualmente se está globalizando.
Siento que, en una suerte de marcha sonámbula inducida por un pretexto de responsabilidad colectivo- individual frente a la pandemia, podríamos estar avanzando como sociedad de un modo inconsciente hacia un callejón sin salida, en caso de que una vez establecidas las estructuras de vigilancia del poder y demostrada la eficiencia del totalitarismo panóptico en su obediencia, las autoridades optaran posteriormente por mantener esas mismas estructuras, como garantía irreversible, para otros usos dictatoriales menos éticos.
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