Veo en ellos vestigios de glorias pasadas, como la revolución y remiendos de un sistema averiado, congelados en el tiempo, pese a la cálida brisa caribeña.
Los colores y contornos que alegres visten su carcasa, como a las guajiras, mientras débiles, rugen sus tripas.
También ellos fueron rehenes de un mismo secuestro durante más de 6 décadas.
También ellos, turistas de paso, viven su largo exilio a la inversa.
Y quedáronse aislados, exiliados afuera, residentes adentro, algunos hasta ahogar su luz. Náufragos del bloqueo y la dictadura, balseros que nunca llegaron ni regresaron, de entre las desoladas olas.
Mas desconfíe el disidente cubano de ese faro al que llama libertad. El capitalismo es el sismo que en un despiste nos quiebra, la eterna guardia y desde el otro lado del charco, ya sabemos que el señuelo, es tan sólo otro pañuelo, con el que secar las lágrimas.
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